martes, 25 de octubre de 2011

Líderes del Desarrollo: Adolf Hitler


Adolf Hitler fue un político alemán de origen austriaco; líder, ideólogo y principal representante del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores. Es reconocido mundialmente por su participación en la Segunda Guerra Mundial, por sus sentimientos antisemitas y por el Holocausto. Yo lo recuerdo por la capacidad y la fuerza que tuvo para reanimar a un país entero que se encontraba en crisis luego de la devastadora Primer Guerra Mundial que paralizó a los alemanes. Logró transmitir sus sentimientos a partir de su depresión, a todo ese país; supo bien a donde quería llegar, cual era su objetivo final: sacar de la depresión a Alemania con el pueblo respaldándolo. Al obtener tal apoyo sus ambiciones crecían más y más. Su gran fuerza de voluntad y su manejo de la palabra fueron sus herramientas para poder convencer al pueblo alemán de que no todo estaba perdido, que aun se podía salir adelante. A pesar de que lo que transmitió fue resentimiento y odio, cambio totalmente la forma de pensar y elevó el autoestima no solo de un grupo de personas, sino de todo un país entero. A partir de su gran depresión y la del país pudo establecer a donde quería llegar y sin importar los medios, saco a Alemania adelante.



Mis jóvenes alemanes:

Después de un año, los saludo nuevamente. Los que están aquí no son sino una parte del gran movimiento que se esparce por toda Alemania. Deseamos que ustedes, muchachos y muchachas alemanes, absorban todo lo que deseamos para la nueva Alemania. Queremos ser una nación unida, y ustedes, mis jóvenes, son esa nación.

En el futuro no habrá rangos ni clases sociales. Ustedes deberán impedir que esas diferencias crezcan de nuevo. Queremos un gran movimiento nacional y ustedes deben estar preparados para ello. Queremos que la gente sea obediente. Y ustedes deben practicar la obediencia

Queremos un pueblo que sea amante de la paz pero que también sea valiente. Ustedes deben ser pacíficos y valientes al mismo tiempo. Queremos una nación poderosa, ¡no débil! Ustedes deberían robar esa fortaleza de su juventud; deberán aprender a aceptar privaciones sin quebrarse.

Nada importa lo que creemos ni lo que hagamos hoy día, nosotros pasaremos. Pero en ustedes, Alemania vivirá. Y cuando nada quede de nosotros, ustedes alzarán en sus puños el pabellón que hace un tiempo levantamos inútilmente.

Sé que no puede ser de otra manera. Porque ustedes son carne de nuestra carne y sangre de nuestra sangre. Porque en sus cerebros arde el mismo ideal que nos alienta.

Estoy seguro que ustedes se unirían a las columnas de este movimiento que se disemina victorioso por toda Alemania.

Ya lo sabemos… Alrededor nuestro, está Alemania. En nosotros, está Alemania. Detrás de nosotros, está Alemania. 

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